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Prevenir el efecto contagio: cómo informar sobre casos de suicidios

El periódico digital NIUS Diario entrevista a nuestra psicóloga Eva Montero con motivo del suicidio de dos hermanas gemelas en Oviedo, un caso devastador que recuerda a otro episodio similar ocurrido tan solo 3 meses antes en Sallent (Barcelona).


“Está muy bien hablar sobre el suicidio, porque es una realidad que lleva mucho tiempo ocultándose, pero hay que tener cuidado en cómo se hace. Hay que evitar dar detalles sobre la forma o el método utilizado. Es algo innecesario que no ayuda, todo lo contrario; palabras como precipitación, ahorcamiento, envenenamiento... son escalofriantes, pero también resultan en cierto modo atractivas para algunas personas en determinados momentos", explica Eva.


“Cuando sucedió lo de las niñas de Sallent, la forma en la que se dio la información no fue la correcta desde mi punto de vista. No sólo por los términos utilizados, también por el enfoque. Fue un boom. No se hablaba de otra cosa en los programas. En ese momento, en vez de limitarse al drama, lo adecuado habría sido sacar a la luz, por ejemplo, casos de otras personas que han podido superar un suicidio, ofrecer salidas, informar a la gente de dónde acudir para pedir ayuda, hacer algo para contrarrestar el efecto que podría producir una noticia tan dura como aquella, porque si no se puede producir lo que se llama el efecto Werther, que es un aparente contagio de los suicidios asociado con la exposición a noticias sobre personas que terminan con su vida".


"En el caso de las niñas de Oviedo, al estar las dos fallecidas el peor duelo es el de los padres. Es durísimo porque la muerte de un hijo es lo más devastador que existe en la vida, pero es que si además se produce en estas circunstancias el dolor es brutal. En cualquier duelo por suicidio, lo que se produce inicialmente es un momento de shock muy grande. Es cierto que la muerte de un hijo, y especialmente cuando es por suicidio, es algo que nunca se puede superar, pero sí que es un dolor con el que hay que aprender a vivir, por lo tanto sería muy conveniente que recibieran ayuda psicológica especializada de forma inmediata. Les queda por delante un proceso largo, no hay un tiempo estipulado para superar la muerte por suicidio de un hijo, cada persona tiene su tiempo, es un proceso personal muy importante que supone un antes y un después".


"Este ascenso en el número de suicidios tiene muchísima relación con la pandemia, que hizo que buscásemos y acentuáramos otras formas de relacionarnos a través de las redes sociales", argumenta Montero. "Es muy difícil saber en lo que están nuestros hijos, es muy complicado controlar la información que están recibiendo, saber qué les está pasando", explica. "Lo que está disparando en el suicidio y los problemas de salud mental entre los más jóvenes tiene que ver con esta nueva forma de comunicación que hay en la sociedad y que es accesible para todos los niños y jóvenes y que es difícil de controlar”.



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